Poema titulado "Señor" de Miguel Ángel Asturias

 ¡Qué suavecito deben tocar tus manos

el agua, mansa oveja que pastoreas,

cuando la vas empujando en los veranos

a los riachuelos secos de las aldeas!

 

Las semillas esperan bajo la tierra

y al caerles el cielo nacen ligero;

pero qué duro hieres y en son de guerra

con los alfilerazos del aguacero.

 

Tu cabello de oro peinado en pacas

de nubarrones, heno de lluvia suelta.

Una sombra de luto pronto lo tizna:

 

los riachuelos crecidos arrastran vacas,

árboles, niños… En el agua revuelta

mueren los que vivían de tu llovizna.

-Miguel Ángel Asturias



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